Sunday, December 11, 2011

Rasgos Orientalizantes en Homero

Aunque el tema sobre las coincidencias que pueden encontrarse en Homero y otras lecturas clásicas de otras partes del mundo no es nuevo, si fue un tema marginado. Esto se da principalmente, porque a comienzos del siglo XIX se despertó un nuevo sentido de nacionalismo en Alemania y se rescató a Homero como el padre de la cultura occidental. El Gilgamesh se descubrió en 1872 y se supo desde el principio las similitudes que había entre los dos libros. Sin embargo, ¿cómo se puede comparar un libro recién encontrado con lo que ya se consideraba cultura? He aquí que los clasicistas hayan rechazado estas comparaciones. Fue William Ewart Gladstone quien hizo la primera comparación entre Tetis y Océano con Apsu y Tiamar y a pesar de que era primer ministro británico, sus comparaciones fueron rechazadas.

A pesar de esto, sí se encuentran algunos estudios importantes de a principios de siglo, entre estos está el motivo del viaje en Gilgamesh y los viajes en la Odisea. De aquí, cabe mencionar que el hitita fue accesible gracias a Friedrich Hrozny. Por esto, no solo empezaron a verse coincidencias con Homero, sino también con Hesíodo. Sin embargo, fue innegable cuando ya llegaron los textos hititas y dos libros más estuvieron disponibles. En 1952 se descifró la escritura Líneal B y documentos de Miscenas, Pilos y Cnosos estuvieron disponibles.

Las razones por las cuales este tipo de literatura es importante, más allá del hecho en el que sea comparable con la literatura griega clásica, es el hecho de que la literatura cuneinforme es my rica, es compleja y variada. Además, la calidad de sus obras es buena. También, los griegos y los mesopotámicos estuvieron en contacto desde el 800 a. C.

En el texto se habla también de que no hay como discutir que en algunos aspectos la épica griega es algo autónomo; mientras que en la épica de Mesopotamia, es una tradición de escritura de más de dos mil años, donde las tablillas si volvieron a reescribirse. Lo que esto daría son funciones estilísticas diferentes; sin embargo, sucede totalmente lo contrario. En ambas escrituras se usan los epítetos fijos; en Homero encontramos: Hera, la de los níveos brazos, y en el Gilgamesh: Enlil, el de héroes. Ambas obras, asimismo, tienen un amplio uso del discurso directo. Los héroes de la Iliada y la Odisea siempre hablan de esta forma; en la Odisea, Odiseo narra la mayoría de sus viajes por sí mismo. Y en el Gilgamesh, los héroes incluso le hablan a su corazón con discurso directo. Otro hecho interesante es que cuando amanece, en el Gilgamesh se usa: “apenas la luz del alba resplandeció” y en la Iliada: “brilló la Aurora de los rosados dedos”

La asamblea de los dioses es una de las escenas que más se repiten. Y ni siquiera está ausente en el Antiguo Testamento. El símil, que siempre se presenta en la Iliada y la Odisea, se encuentra también en el Gilgamesh. Algo interesante, es que el diluvio se presenta también el Gilgamesh y con discurso directo, así como Odiseo. Existe también un mito sobe un árbol y una piedra que se repite en la Biblia, en Ugarit, en Homero y en Hesíodo.

Una parte muy importante en la Iliada es la del engaño a Zeus, que es cuando Hera engaña a Zeus para que éste se quede dormido. Lo que Hera se inventa para que Afrodita le preste su cinturón, es que va darle el cinturón en Tethys para que esta y Océano vuelvan a relacionarse, pero en realidad lo usa ella. Océano y Tethys se parece mucho a Apsu y Tiamat en el Enuma Elish.

El diluvio es un lugar común en las mitologías. Las razones también convergen: los hombres son demasiados para que la tierra, que es un interlocutor, es decir, está personificada, los soporte, para aliviarla el dios Enlil (en el caso oriental) y Zeus (en el caso heleno) deciden terminar a la humanidad. En este punto entra el diluvio; es arriesgado decir que éste entró en la mitología helena desde oriente pues está en todas: en la mitología, nórdica, inca, maya, etc., en consecuencia el diluvio representa más a un arquetipo (agua, renacimiento) que a una influencia histórico-geográfica. En todo caso, es en las particularidades de cada mito del diluvio donde se encuentras los rasgos orientalizantes en la mitología helena.

Convergen en el punto de vista actancial pues los dioses deciden exterminar a la humanidad. En el Atrahasis, Enki (que creó a los hombres) pide a Atrahasis que construya un arca; el hecho es equivalente en la mitología helena, es Prometeo (también creó a los hombres) quien pide a Deucalión que la construya; inclusive se repite en el Viejo Testamento en el que Noé debe construir un arca. En las mitologáis del Atrahasis y la helena se la interpreta como el amor de un dios por la humanidad (Prometeo/Enki), como símbolo de la permanencia del hombre, mientras que en el mito veterotestamentario es una prueba de dios para el hombre; quizá se da esta diferencia por el panteísmo heleno, enfrentado con el monoteísmo que emerge en la mitología judeo-cristiana.

En el mundo heleno el diluvio, y luego las guerras en Tebas y Troya, están relacionadas con el mito hesiódico de las edades de los hombres. La convergencia en este hecho es el punto de partida de Hesíodo para crear nuevos mitos, a pesar de que la idea de “fin de una era” es universal, ya en lo heleno se conoce un autor específico, hecho que presupone una creación nueva, pero también inevitablemente ligada a su contexto y a la interacción entres sociedades.

En este punto del texto se escribe sobre los Cantos Ciprios que, por la particularidad geográfica de Chipre (debajo de Turquía, casi al final del mar mediterráneo), es un representante de la hibridación entre lo heleno y lo oriental, pues era un lugar de costumbres “homerizantes”, pero regidos por el poder asirio. La influencia de Homero en estos cantos no es muy clara, pero también es innegable, en tanto se repiten escenas de género en las que los ingredientes de lo heleno y lo oriental están presentes.

Existe de nuevo un punto de convergencia, ahora es la tríada. Después de un sorteo, tres dioses se reparten sus dominios; en el caso heleno, en el contexto muy particular del “engaño a Zeus” en la Ilíada (particular en cuanto se lo considera un texto inserto después, ya como escritura), Zeus, Hades y Poseidón se reparten sus dominios, en el Gilgamesh son Anu, Enlil y Enki, respectivamente. El caso heleno es único pues la tríada se reparte el cielo, Zeus; el agua, Poseidón; y el inframundo, Hades y la tierra queda como un lugar de dominio común. Diferente a lo que ocurre en el caso oriental en el que Enlil rige tanto la tierra como el subterráneo. Esto intuye una influencia de lo oriental en Homero, que en el caso de la Ilíada funciona como una reelaboración, tomando a Genette, como un hipertexto. Mientras que “en el Atrahasis había sido parte integrante de la historia principal, en la Ilíada es utilizado como motivo ocasional, una improvisación aislada, sin antecedentes ni consecuencias” (p. 49) Es el sentido integrador de todo mito el que se pone a prueba con esta afirmación pues debe abarcar, aprehender hechos aparentemente ajenos y reubicarlos en su contexto particular; este es un ejemplo de este hecho.

El autor toma estos ejemplos como escenas de género. Se repiten en las mitologías, pero sus funciones dentro del texto son diferentes. Otro caso es la conversación entre Afrodita y Zeus en el canto IV de la Ilíada (particular también pues se considera a este canto como un injerto, caso similar al del “engaño a Zeus”) que tiene el mismo argumento del de Ishtar quejándose con su padre Anu acerca de las acciones de un hombre, Diomedes en el caso heleno y Gilgamesh en el oriental. Las convergencias son muchas: Zeus y Anu, son los representantes del cielo, Ishtar es el equivalente a Afrodita en la mitología sumeria, las diosas de la belleza son las que se quejan del hombre, Ishtar lo hace por el rechazo que sufrió por parte de Gilgamesh (acto análogo al de Odiseo y Calipso en la Odisea), mientras que Afrodita lo hace pues fue herida por Diomedes en el fragor de la guerra. De nueva hay un inserto ajeno al curso de la trama de la Ilíada, funciona como un hecho accesorio frete a la trama principal, pero es en lo simbólico donde descansa su importancia. Se desempeña como un punete entre mitologías, análogas en la trama.

Sorprende más todavía en la parte lingüística: en este canto de la Ilíada Dione es la madre de Afrodita (es decir, la epuránea), en el nombre parlante Dione está el puente lingüístico. Se sabe que el nombre Zeus proviene de diay´n, que en sanscrito es brillo, cielo; entonces dion (Zeus) es la parte masculina de Dione (¿ciela? Cielo en femenino en todo caso), hecho equivalente al de Anu/Antu, la pareja de dioses padres de Ishtar. En ambos casos se los puede representar como el señor y la señora cielo. En consecuencia, la Afrodita epuránea sería un préstamo de la mitología oriental del Gilgamesh. Resalta que sólo en el canto de la aristeia de Diomedes Dione es la madre de Afrodita.

Estos préstamos, incisos son recurrentes. En la Odisea, Penélope hace ofrendas por el regreso de su hijo Telémaco, equivalente a lo que hace Ninsum después de la partida de Gilgamesh, su hijo. La intención es análoga; la forma, diferente, Ninsum quema incienso, como ofrenda al sol, mientras que Penélope ofrece una canasta de cereales y un grito apagado. La forma tuvo que adaptarse a las particularidades helenas, debía ser una ofrenda “femenina”. Los mitos no cambian en esencia, cumplen con su función pedagógica, cambien en la forma pues deben adaptarse al contexto en el que se encuentran.


José Oviedo y Gabriela Cabezas

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