Sunday, December 11, 2011

Lo humano en la Tragedia Griega.

David García Pérez en Angustia del ser y del deber en la tragedia griega pone como uno de los motivos de los personajes, la locura. Esta locura es la que los motiva a hacer las cosas que hacen; es decir, caer en el fatal destino de la tragedia. La locura de García Pérez, sin embargo, es justificada. Es decir, para él es la locura la motivación de los personajes a la tragedia y esta locura, en el caso de Antígona, tiene una razón de ser. Ella sale, se podría decir, del orden y hace los ritos funerarios a su hermano a pesar de que está en contra de la ley, a pesar que va a significar la muerte de ella. Es una locura con justificación en la razón. A pesar de esto, no comparto las palabras de García Pérez, en el sentido de que lo que los personajes sufren es de locura. A mi parecer, hay una mejor palabra que los griegos usan para definir que es lo que les sucede a estos personajes y esta es el ate. El ate es lo que inicia las tragedias, en su mayoría, y se convierte al mismo tiempo en una característica humana en la que todos podían caer. Las tragedias exploran los sentimientos humanos en su extremo negativo, en medio de la insensatez, y del dolor y la tristeza que acarrea.

Felipe Calderón dice: “El mito en la tragedia renace como aquella fuerza heroica que caracteriza al hombre trágico.” De esta forma, el mito antecede al ate. García Pérez dice también que los dioses son los causantes de la locura que se apodera de los personajes. Con esto llegaríamos a uno de los primeros aspectos a tomar en cuenta sobre lo humano en las tragedias: la libertad. Pueda que el destino esté ya dicho (como dice García Pérez) para estos hombres, pero esto no es así totalmente. Los personajes saben que no deben cometer las cosas que van a hacer, pero las hacen porque la sed de venganza es tan grande en ellos, que no pueden reprimirla. Como dije al principio de este ensayo, en la tragedia observamos los aspectos negativos de la cultura humana. Creo que incluso a un ser humano de hoy en día le costaría mucho no vengar la muerte de su padre o de su hija. De todas formas, sabemos como estos personajes sí tienen la capacidad de escoger, pero es su insensatez la que los vuelve locos. Creonte tuvo el ejemplo frente a sus ojos, aprendió de Edipo, pero lo olvidó totalmente una vez que estuvo en el poder. Y esto no es necesariamente por el destino trágico que le llevaba a la ruina, sino por la insensatez. En la tragedia clásica nos enfrentamos a seres humanos que creen tener el control de todo, aun cuando el destino de alguien no es suyo. Este es el caso de Clitemnestra que se autonombra como quien debe ejercer la justicia, sin preguntar a los dioses. Son seres humanos que se enceguecen y pretenden que pueden poseerlo todo. No en todas las tragedias es así, por supuesto. En las Erinias lo que encontramos es la reivindicación del poder humano cuando se crea un consejo de ancianos para, junto con atenea, decidir que pasa con Orestes.

Vale la pena mencionar que los personajes principales de las tragedias son nobles, quizá porque de esta manera se demuestra que los personajes con más posibilidades también sufren igual que el resto del pueblo. Como está escrito en el artículo Sófocles: la desesperación heroica: “Sófocles nos pone ante algunos de gran nobleza solo para mostrarnos que sus virtudes les llevan a la destrucción brutal”. Más allá de eso, sin embargo, creo que estos personajes son tan humanos como todos. Las virtudes de todos son las que pueden llevarnos a este tipo de errores; o, en la mayoría de casos, la insensatez en cuanto al uso de estas virtudes que cada uno de nosotros poseemos. En el artículo Eurípides, Nietzche y Sartre se plantea otra cualidad importante sobre el tema que estoy realizando: “Esquilo estuvo más interesado en problemas morales que en la caracterización de los personajes. Sófocles no estuvo tan explícitamente interesado en problemas morales, excepción hecha en Antígona, que representa su esfuerzo más notable para aproximarse a Esquilo”. Es decir, mientras que en la Iliada y la Odisea nos encontramos frente a dioses que actúan casi todo el tiempo ayudando a los humanos o interfiriendo en las acciones que ellos toman (de hecho, la Iliada empieza por problemas de dioses), en las tragedias lo que observamos es a humanos sufrir por errores que ellos mismo cometieron. Ningún dios influencia a Clitemnestra para que ella mate a Agamemnón, es más, ella lo mata sin siquiera consultar con los dioses. Si es que Esquilo estaba más interesado en problemas morales, era obvio que lo que más iba a presentar sería a personajes debatiéndose en asuntos que nos pertenecen a nosotros. Ya no es necesario que un dios lo salve todo al final, y si es que sucede, es lo que siente el protagonista lo que importa.

Por último, lo humano se ve claramente con el ate, hybris y némesis. Todas las tragedias a las que nos hemos acercado en el curso presentan estos procesos. Con estos procesos observamos claramente como la insensatez de los hombres es la que los mete en problemas, como se enceguecen y logran romper las reglas de la sociedad en la que vivían. Una vez que sucede esto, cometen el crimen. Por lo general es un asesinato donde vengan la muerte de alguien más o donde simplemente quieren ejercer todo el poder que tienen. Por último, ellos también tienen que ser vengados y perecen a manos de otra persona. A pesar de que saben que tarde o temprano van a sufrir las consecuencias de lo que hicieron, lo hacen de igual forma. Si nos ponemos a analizar esto, las cosas no han cambiado en realidad, aún ahora, a pesar de que por realizar este tipo de crímenes se puede ir a la cárcel, las personas siguen siendo humanas y cometiendo los mismo errores que en esta época. Si se leyeran más este tipo de obras, tal vez la humanidad podría aprender un poco más sobre la insensatez y los errores que se cometen.

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