Sunday, December 11, 2011

El banquete de Platón y Poderosa Afrodita

Después de ver Poderosa Afrodita, de Woody Allen, me pregunté cuánto de clásico tendría esta película que entra en el género de comedia. Una forma de acercarse a esta película, desde lo clásico, sería acercándose desde el título, que hace referencia a la diosa del amor y entra en este motivo. Para esto, leí el banquete de Platón. Voy a ir comparando cada discurso de este banquete con la película.

Antes de esto, sin embargo, voy a dar un pequeño resumen de la película para aquellos que no la han visto. Lenny y Amanda están casados; un día, sin consultar a Lenny, Amanda decide adoptar un niño. Aunque Lenny no está de acuerdo con la idea al principio, cambia de pensamiento rápidamente y empieza a querer y a consentir a este niño en todo. Cada vez se asombra más sobre este niño y se pregunta quienes serán sus padres. Sale a buscar a su madre y se sorprende cuando se encuentra con una prostituta, Linda, a quién él intenta cambiarle la vida. A esto hay que añadirle los sentimientos que su esposa empieza a desarrollar por otra persona y lo que él mismo empieza a sentir por Linda Ash.

El discurso de Fredo y Poderosa Afrodita:

Para empezar este análisis, habría que aclarar que el título de la obra, Poderosa Afrodita, hace una clara referencia a Linda Ash. Ella representa el amor y es lo que mueve a esta película, no solo como motivo, sino también como personaje que propicia la acción en la historia.

Lo primero que podríamos tomar del Banquete de Platón, específicamente del discurso de Fredo, es cuando dice: “Y es absolutamente cierto que lo que Homero dijo, que un Dios inspira valor en algunos héroes, lo proporciona Eros a los enamorados como algo nacido de sí mismo”[1] Desde este punto podemos observar como ciertos aspectos del filme van tomando sentido. No necesariamente desde el amor que se considera “correcto” o “romántico”, pero probablemente a Amanda le costó mucho conseguir valor para serle infiel a su esposo. Al mismo tiempo, a Lenny, el protagonista, observamos cuánto le costó acercarse a la prostituta que era la madre biológica de su hijo. Esto hace por el cariño que siente hacia su hijo, cada día lo admira más y no puede dejar de preguntarse quienes serían los padres de este pequeño personaje. Además, hay un punto en el que sabemos que Lenny hasta podría morir por su hijo, lo cual habla Fredo un poco después de lo anterior. Desde aquí se puede observar como el amor es el motivo de la película. Incluso, desde el principio, cuando Amanda decide adoptar un hijo, que poco a poco se va ganando el cariño incondicional de sus padres.

Pausanias y Poderosa Afrodita:

Aquí tenemos la diferenciación entre dos eros. El primero viene a ser el Eros de Afrodita Pandemo, que sería el amor vulgar. En este tipo de amor se concentran más en lo físico, en el cuerpo y no en el alma. Este tipo de amor también se manifiesta cuando una persona deja a quien amó primero para irse con otra persona. En este caso tenemos el ejemplo preciso de Amanda, cuando simplemente decide estar con Peter Weller. Ella ignora a su esposo y está con Peter, a pesar de que ya tenía un matrimonio estable. Asimismo, Pausanias dice también: “así, justo por esta causa se considera vergonzoso, en primer ligar, dejarse conquistar rápidamente con el fin de que transcurra el tiempo, que parece poner a prueba perfectamente a la mayoría de las cosas”[2]. No son palabras falsas, puesto que Amanda se da cuenta del error que está cometiendo al irse con Peter y decide regresar con su esposo. Es una tontería irse con alguien a quien ni siquiera conoce solo por la atracción que tiene. Aquí también entraría el oficio de Linda, donde sus clientes solo están con ella por el cuerpo que ella ofrece.

El amor de la Diosa celeste es el amor bueno, según Pausanias; es decir, cuando se complace al otro en todo, por obtener la virtud. Cuando ambos se complacen entre sí y se busca la virtud. Creo que esto se da al principio entre Lenny y Amanda, aunque también, de forma no romántica, se puede observar esto entre Lenny y Linda.



[1] Platón, El banquete, p.11

[2] Platón, El banquete, p. 18

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